lunes, 25 de agosto de 2008

Ambiente y Turismo Religioso

En estos días, por primera vez tuve la oportunidad de ir a visitar a la Cruz de Chalpón en el distrito Motupe-Provincia de Lambayeque. Cuya fiesta se celebra en el mes de agosto de cada año, y muchos fieles viajan desde muy lejos a pedir los más imposibles deseos para que la Cruz milagrosa se los cumpla.
En realidad yo iba en plan de turismo digamos que “religioso”.
Para llegar ahí, primero llegas a la ciudad de Motupe y luego desvías a una trocha carrozable que te lleva hacia el cerro Chalpón donde se encuentra la Cruz.
Fui acompañada de un amigo que cada año va hacia la cruz, a quien no se si hasta el momento se le ha cumplido algún deseo, pero mientras subíamos el cerro me contaba que era tradición familiar.
Cuenta la historia que la Cruz fue hecha de palo de guayacán (especie vegetal nativa) y ubicada en una cueva que se encuentra en la cima del cerro Chalpon por un sacerdote llamado Fray Juan de Abad, con la finalidad de poder orar a Dios sin interferencias del mundo. El Fray subía ahí cada día a orar, quien se caracteriza por haber hecho milagros en su época. Actualmente canonizado como santo.
Pasaron los años y un habitante de Motupe halló la Cruz en el cerro, siendo la primera persona que inicio la tradición de rendirle culto a la Cruz del Chalpón. Desde ahí los milagros de la Cruz fueron difundidos por todo el norte del Perú que cada año vienen a venerarla.
El cerro Chalpón esta cubierto de frondosa vegetación, sobre la cual afectando el paisaje natural, los fieles han construido una escalinata de piedras, para facilitar la subida y bajada del cerro; a cada lado de la escalinata hay diversos puestos de comercio que te ofrecen comida, estampitas, rosarios, dulces, video de las fiestas patronales, y baños para facilitar el turismo religioso.
Próximos a llegar a la cruz, existe una escalera de cuatro pisos de concreto armado que facilita aun más la subida del cerro y la llegada final hacía la Cruz. En la escalera se forman las largas colas, mientras se espera llegar a la Cruz, la gente come, conversa, se sientan, miran el reloj, conversan por celular; esperando el ansiado momento de llegar a la Cruz.
Mientras esperaba, llego una comerciante a vender cadenitas y amuletos, quien mencionaba que: al momento de llegar a la Cruz tienes que pasar (las cadenitas y amuletos) por el manto para que venga la dicha a tu vida. La comerciante me escuchaba con atención que leía el folleto de la historia de la Cruz, y me dijo: que suba con fé porque la Cruz es muy milagrosa y que también castigaba. Le pregunte que milagros le había hecho y me contó: los milagros y los castigos de la Cruz de Chalpon, sus historias nos conmovieron, tanto que mi amigo le compró una cadenita y después ella me regalo un amuleto de la dicha y prosperidad.
Finalmente llegue: la Cruz esta ubicada dentro de una cueva donde los fieles dejan sus placas recordatorias, fotos, flores y velas en agradecimiento a los milagros concedidos.
Desde la cima del cerro se puede observar el próspero valle de Motupe, la planta de cerveza, y también la cantidad de basura en las quebradas del cerro que son arrojadas por los visitantes a la Cruz.
El turismo religioso está bien, pero las autoridades deben promover el cuidado del ambiente en una montaña, que fue elegida para acercarse a Dios, pero haciendo el sacrificio de subir y bajar este cerro, sin alterar la naturaleza. Tal vez, el Fray Juan jamás se imagino que su lugar de meditación natural y su cruz de un palito de guayacán donde dedicaba horas de oración, se haya convertido en la mejor fuente de recursos económicos: con infraestructura de concreto, con letrinas, comercio ambulatorio y llena de basura, alterando totalmente el bello paisaje del cerro Chalpón.

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